Aquellos Maravillosos Años

Los Años Maravillosos
"Crecer sucede en un latido. Un día estás en pañales, al día siguiente te vas. Pero los recuerdos de la niñez permanecen contigo todo el camino. Recuerdo un lugar, un suburbio, una casa, una casa como muchas casas, un patio como muchos patios, y una calle como muchas otras calles. Pero lo curioso es que, después de todos estos años, aún lo recuerdo, maravillado."

Es imposible. Es imposible leer eso y no sentir algo en la garganta. Peor es escucharlo! "The Wonder Years" ("Los Años Maravillosos", "Kevin, Creciendo con amor" en Argentina o "Aquellos Maravillosos Años" en España) era así con cada episodio. Cuando era niño la veía, de vez en cuando, pero no me gustaba mucho porque no soportaba (e incluso ahora tengo problemas) la vergüenza ajena que viene con todo lo que le ocurre a Kevin. Osea, la veía pero como una cosa más... medio planeta andaba embobado con la manipuladora serie, pero yo no. Incluso en el blog de TV del comercio me ateví a mencionar que la graaan razón por la que los peruanos ponen a "Los Años Maravillosos" como la mejor serie de todos los tiempos era por el efecto nostálgico que tienen con ella, y no por su calidad. Era una especie de queja, sí. Pero, ¿A qué viene todo ésto?
Hace meses me puse a ver la serie con un amigo. En ningún momento pensé en verla completa, era algo que hacer nada más... pero hace unos días llegamos al episodio final. Seis temporadas, 115 episodios después y mi idea sobre la serie que tantos recuerdan con cariño cambió. La serie está diseñada para jugar con tus sentimientos, con la nostalgia... a pesar de que está ambientada en una realidad diferente a la nuestra, muchos de nosotros crecimos en situaciones similares. Y muchas de las cosas que vive Kevin las podemos identificar con nosotros. Por eso me parece importante haberla visto ahora, porque cuando la estrenaron en Perú yo no tendría más de 7 años, y si bien era divertido ver todo lo que le pasaba a Kevin, no entendía el contexto en el que se encontraban las historias. Por encima de todo, cada episodio tenía una extraña sensación de tristeza. Porque el Kevin adulto las recuerda con cariño, de la misma manera que muchos de nosotros hacemos. Porque son épocas que no regresarán y que, como parte natural de la vida, tal vez no supimos aprovechar en su momento.

La seríe bien podría llamarse "Las lecciones que aprendí en mi vida". Más largo, pero no menos real. No era solo Winnie, o todas las otras chicas que Kevin conoció. Eran las ideas, todos aquellos "y en ese momento, me di cuenta de algo" que te hacían sentir no algo, sino TODO en el pecho. Porque Kevin crecía e iba aprendido sobre la vida, tal vez, de la misma manera en que nosotros lo hicimos. Y eso nos gusta, nos hace sonreir... y nos duele un poco.

Quiero escribir más pero, francamente, no sé qué más poner. Ésta serie es una experiencia de vida, no por enseñarte algo, sino por recordártelo. Y todos aquellos que la han visto saben lo que significa. Si antes no la apreciaba, ahora la considero una de las mejores de la historia. Es una joya que sigue tan vigente como hace 20 años. Porque relata la historia de gente como nosotros, con experiencias como las nuestras. En un lugar específico en el tiempo pero sin ubicación geográfica, siempre los recordaremos y, sea como sea... lo haremos maravillados.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Super interesantes tus articulos de tu blog, te felicito. Esos años memorosos :P.

Observa mi comentario en la entrada anterior sobre Francisca Silva, saludos.

Charly dijo...

Los años maravillosos me ha puesto al borde del llanto mas de una vez. Tenia que escribir sí o sí sobre la serie.

Gracias x los comentarios, se hace lo que se puede. Saludos.

Nano dijo...

waaaaaa, Los años maravillosos ToT
el episodio que más tristeza -y que lloré- fue cuando Winnie termina con Kevin y él abraza a su padre llorando..."Kevin, me gustaría decirte que es sencillo" waaaaaaaa Winnie ruca!

Charly dijo...

si te vi llorar! yo nunca lloré!