Lo he dicho antes, aunque no sé si lo he escrito: en Perú tenemos muy buenas ideas. Será por la diversidad de nuestra cultura o porque todos resultamos tan distintos o tenemos vidas tan diferentes… no sé. El hecho es que desde hace un buen tiempo tenemos propuestas televisivas muy interesantes, con premisas claras e innovadoras. “Yo no me llamo Natacha” es el último estreno de éste tipo. El problema está en que, cómo casi siempre ocurre, las buenas ideas se ven total, completa y absolutamente destrozadas por guiones horribles, personajes caricaturescos, estereotipos y clichés. ´
Con lo crítico que soy con lo que veo, me encantaría que tengamos producciones bien hechas en Perú. Y no es que no existan, las han habido y estoy seguro de que en el futuro aparecerá más. Pero la gran mayoría siguen siendo de una calidad realmente discutible, obteniendo su éxito más que nada al jugar con el morbo de la gente porque tocan temas o personajes muy populares, como la serie de Abencia Meza, Néctar, o la cachetada a la inteligencia que fue “Matadoras”. Por eso la crítica televisiva en el Perú se reduce a comentarios sobre Magaly o Gisela: No hay producciones de real valor que se presten a un comentario serio, o análisis.
La peor producción en la historia del entretenimiento peruano. Ojo, eso incluye a “Vedettes al desnudo” y “Laura en américa”.
Como ya lo mencioné, “Yo no me llamo Natacha” tiene una premisa interesante. No que sea algo realmente extraordinario, pero se presta a una comedia algo más formada que las vistas antes. O al menos eso pensaba hasta que todo se redujo a la historia de una provinciana viniendo a Lima a trabajar. O sea, no sé porqué la necesidad de hacer eso con TODAS las benditas series?!! Ok, ya, no con TODAS. Pero casi siempre comienzan en algún lugar de la sierra, la protagonista **chapa** su carro y se vienen a ésta ciudad que tiene cerros con ventanas. Y no tendría nada de malo, en serio, nada de malo, si no fuera porque los diálogos son típicos, comunes y, sobre todo, IRREALES. Por más faite que hayan querido hacer a Maricarmen Marín, su aire de María la del barrio fusionada con María Mercedes, fusionada con Marimar, fusionada con Mary Chuy no da con algo creíble, sobretodo cuando juntas sus diálogos con ideas aleccionadoras e ideologías que NADA tienen que ver con la serie. Cierto, bonitos mensajes, lo que quieran, pero distraen y, sobretodo, sacan todo de contexto. Si lo que se busca es aleccionar a los televidentes, dudo que sea la forma de hacerlo.
Menos de 5 minutos le tomó a ésta serie dejarme decepcionado ante algo que me parecía interesante. No sé exactamente cómo será el manejo interno, pero parte del problema está en la vetusta idea de darle mayor peso al productor antes que a los directores o guionistas. La industria televisiva peruana se parece al Hollywood de los 30 (sí, 1930): No importan los actores, no importan la historias ni lo que se presenta, importan el negocio, los productores y lo que jale más gente. El arte queda totalmente excluido de la fórmula. Y, hasta cierto punto, entiendo la idea pues, la televisión siempre va a ser un negocio. Pero dejar de lado ese factor libertad, la generación de ideas, es lo que nos deja con éstas producciones que, por más populares que sean, son incapaces de competir (en calidad) con mucho de lo que viene de afuera.
¿Cambiará? Quién sabe. En Hollywood cambiaron las cosas porque surgió la necesidad de innovar y presentar nuevas ideas. Los creadores tomaron mayor relevancia. Pero eso surgió por el apoyo de las mismas productoras, que comenzaron a ver su negocio en riesgo. Acá, mientras tengamos personajes populares, dudo que cambie algo porque siempre habrá algo qué explotar.
Por el lado positivo, “Tribulaciones” se estrena hoy. Lo que he visto en los trailers parece bastante interesante, sólo espero que tengan buenos guionistas. Me parece que ese puede ser el otro problema clave en todo ésto: no tenemos guionistas de nivel. O, si es que los hay, no sé dónde se esconden. El caso excepción es “Al fondo hay sitio”, tiene personajes muy bien centrados y diálogos que van con ellos. Habría que ver dónde estudiaron sus escritores, para mandar a todos los demás por allá. Sólo espero que “Tribulaciones” vaya bien y no termine como esa otra serie que prometía, pero cuyos diálogos me hacían morir de la risa… Sí, te hablo a ti, “Clave Uno”.
“Rápido, necesito su ayuda!”. “Primero, bésame!”. “Pero si eres mi hermana gemela!”. “Pero no tenemos el mismo padre!”
Acá nos queda esperar que las cosas mejores, y yo creo que será así. Por más que sigamos soportando las producciones de Michelle Alexander… que, no es por nada, pero todas sus producciones sufren de lo mismo. Y lo pongo así porque algo más fuerte sería maldad, no? Bueno, ojalá nunca logre su sueño de alcanzar los 60 puntos de rating con la historia de Gisela. O ya, si lo hace, que sea porque la serie es realmente de calidad.
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